“Antaño imaginaba poder pulverizar el espacio de un puñetazo, jugar con las estrellas, detener la duración o maniobrarla a mi capricho. Los grandes capitanes me parecían grandes timoratos, los poetas, pobres balbuceadores; no conociendo en absoluto la resistencia que nos oponen las cosas, los hombres y las palabras, y creyendo sentir más de lo que el universo permitía, me entregaba a un infinito sospechoso, a una cosmogonía surgida de una pubertad incapaz de concluir”. (Emil Cioran)
Salvador Perpiñá (Granada, 1963). Soñó en su juventud con una existencia fabulosa, legendaria, rica en prodigios y aventura. Tras una trayectoria universitaria que sólo cabe calificar de errática y haber desempeñado trabajos tan dispares como el de montador, director de cortometrajes o encargado del aplausómetro en un programa concurso, finalmente encontró un lugar bajo el sol escribiendo guiones de ficción televisiva. Los personajes de algunas de las mejores y las peores series de televisión nacionales han hablado con sus palabras. Convencido de que el mundo necesita todavía otro escritor más, ha publicado “Prácticas de Tiro” y “Contradiós”. En la actualidad prepara un tercer libro de relatos y se siente feliz siendo un autor raro, escaso y con encanto. Ahora que no le queda más remedio que moderar sus expectativas, empieza a considerar que quizás su vida haya sido fabulosa después de todo. Ha dejado de fumar y sus amigos aún esperan grandes cosas de él.
Me encanta, ciertamente, me ecanta