• Acerca de

Desesperación y Risa

~ el blog de Salvador Perpiñá

Desesperación y Risa

Archivos mensuales: julio 2018

Tham Luang

11 miércoles Jul 2018

Posted by Salvador Perpiñá in Observaciones, política

≈ 2 comentarios

Etiquetas

compasión, moralistas, niños perdidos

Los niños encerrados en la cueva de Tailandia han visto finalmente la luz del día. Los hombres, capaces de perseguir y aniquilar con saña a sus hermanos, también pueden desplegar una voluntad temeraria, insensata, para rescatar a unos niños, pueden arriesgar y perder su vida por salvar la de desconocidos. Ceñudos moralistas están difundiendo un mezquino tweet en que se nos reprocha -pobres incautos que aún no hemos despertado– que nos consintamos esa elemental emoción mientras nos resulta indiferente la muerte en las aguas del Mediterráneo de otros niños que huyen de la guerra y la miseria. Son los mismos que nos afeaban nuestra compasión por los muertos en los atentados de Barcelona, Niza o París. ¿Es que unas vidas valen más que las otras?, claman severos.

No es que estos virtuosos ciudadanos tengan una capacidad para la empatía ilimitada. No iría tan lejos como para sostener que en el fondo les importan un bledo ambas tragedias, pero sí que utilizan esos cadáveres -como utilizan incendios, catástrofes, asesinatos, violaciones o suicidios- como armas arrojadizas para proyectar su descontento, su disgusto o su rabia contra el gobierno de turno, el imperio, Occidente o el sistema. La pesadilla tailandesa forzosamente les tiene que resultar incómoda, es fruto de una combinación de azar, fenómenos naturales e irresponsabilidad, ¡no se puede culpar a los sospechosos habituales! Yo no veo ahí virtud, veo odio, esa suciedad.

«Pregúntate quién está programando tus emociones», sostiene el tweet, como si desde un despacho alguien hubiera dado órdenes a todos los medios para magnificar ese caso y así olvidar los otros. Hay quien ve al ser humano como una material fácilmente manipulable. Suelen pensar que cambios en el lenguaje pueden modificar las conciencias (cuando el proceso es exactamente el inverso). Creyentes en la viabilidad de vastos proyectos de ingeniería social, no es de extrañar su convicción de que nuestros sentimientos son planificados.

Cómo hablarles de que si la historia de los niños perdidos en la cueva ha capturado la imaginación de millones de personas es por su inmensa potencia simbólica. Como en los más arcaicos mitos alguien ha sido arrastrado al inframundo, al reino de los muertos, al lugar sin luz del que nunca se regresa. Un héroe resuelto desciende hasta allí y, desafiando la ley implacable del mundo, devuelve al desventurado al sol y a las estrellas tras pasar grandes peligros por una vía áspera y estrecha como el canal del parto. Me temo -y con cuánto dolor digo esto- que una parte importante de la izquierda hace gala de un desconocimiento abrumador de nuestra naturaleza.

No es fácil defender la alegría. El tiempo nos deshace, los sueños no se cumplen, la ignorancia y la crueldad estarán siempre con nosotros, pero hoy esos padres podrán abrazar a sus hijos y nosotros, como en las viejas historias, celebraremos que por un instante el mal haya sido vencido y el daño reparado, sentiremos que algo de ese milagro también nos toca, que al igual que a esos niños se nos ha regalado el privilegio de vivir de nuevo. Ya están salvados, ahora duermen tranquilos. Ojalá agradezcan con sus actos futuros tanta generosidad, ojalá sus días sean dignos de esa inmensa gracia de lo humano, derramada a manos llenas sobre sus pequeñas cabezas.

16b23602a880ad41a9b5b67bf65fe880

Elogio y extravagancia del gotelé

05 jueves Jul 2018

Posted by Salvador Perpiñá in Observaciones

≈ Deja un comentario

Etiquetas

éxtasis doméstico, gotelé

En el mismo nombre con que se le conoce resuenan los ecos de un tiempo enternecedor y algo ridículo, en que en el imaginario de las clases medias resplandecían los prestigios de Francia. No es que leyeran a Roland Barthes o apreciaran la virtud civil republicana, no, me refiero a una candorosa, conmovedora devoción popular, en que francés era epíteto de perfume, en que las cafeterías de provincias donde iban a merendar las señoras se llamaban Flamboyant o Versalles, se decía “muy parisién” y ambigú, donde la lengua de Racine, de Baudelaire, el idiolecto de Foucault era idioma de camareros finos, cortesanas, pasteleros, sastres y bon vivants, de galanes nerviosos y engominados, la voz de un lugar vagamente legendario y algo cursi donde el español sensual imaginaba que se follaba a lo grande, con un qué se yo inefable, poco serio, que repugnaba a sensibilidades más castellanas. ¡Gredos!, clamaba Unamuno en su exilio de París.

Pasó aquella hegemonía, como pasó el gotelé, caído en el desuso, por completo desacreditado. Mis primeros recuerdos están dominados por los papeles pintados, pero para mí la Transición es el gotelé. Mis años de formación, mi adolescencia, han estado presididos por esa técnica de interiorismo.

He observado mucho el gotelé. Durante años una pared despejada junto a mi cama ofrecía a mi vista una extensión suficiente. Lo he mirado en momentos de indolencia, en momentos de enfermedad, en momentos de embriaguez. He llorado ante el gotelé los grandes desgarros del amor. Lo he estudiado hasta el aturdimiento en los tedios de las salas de espera. Sé de lo que estoy hablando.

El gotelé es una sutilísima action painting generada por medios mecánicos de una neutralidad absoluta, es puro azar cristalizado en delicadas graduaciones de relieve. Nunca te encontrarás dos veces el mismo gotelé. Su textura evoca las imágenes del microscopio electrónico, mundos de infravida coaugulada. Algún desgraciado podría en su delirio percibirlo como un texto cargado de angustia, que nunca podrá descifrar.

También representación de procesos aleatorios, del caos que da comienzo a todo. Había un momento muy especial si uno se desvelaba de noche. Conforme tus pupilas se dilataban en la semioscuridad, aquellas partículas en suspensión que formaban el gotelé empezaban a temblar, rozadas apenas por una débil claridad lunar.  Recuerdo la inminencia de una agitación, como si la pared fuera a abrirse y uno pudiera entrar. Qué loca idea. Como cantaba Isolda, «perderse, sumergirse, sin conciencia… supremo deleite», fundirse con lentitud en un gotelé centelleante, cegador, donde estarían nuestros padres y nuestros amigos muertos, las palabras pronunciadas, horas y planetas, todo reducido a una vibración inimaginable de jubiloso desorden. Todo de nuevo por comenzar.

quitar-gotele

 

Follow Desesperación y Risa on WordPress.com

Archivos

  • marzo 2023 (2)
  • febrero 2023 (1)
  • enero 2023 (4)
  • diciembre 2022 (4)
  • noviembre 2022 (2)
  • septiembre 2022 (2)
  • agosto 2022 (2)
  • julio 2022 (1)
  • junio 2022 (2)
  • mayo 2022 (1)
  • abril 2022 (3)
  • marzo 2022 (1)
  • febrero 2022 (1)
  • enero 2022 (1)
  • diciembre 2021 (2)
  • noviembre 2021 (1)
  • octubre 2021 (2)
  • septiembre 2021 (3)
  • agosto 2021 (2)
  • julio 2021 (4)
  • junio 2021 (4)
  • mayo 2021 (4)
  • abril 2021 (3)
  • marzo 2021 (2)
  • enero 2021 (1)
  • diciembre 2020 (4)
  • noviembre 2020 (4)
  • octubre 2020 (2)
  • septiembre 2020 (3)
  • agosto 2020 (2)
  • julio 2020 (2)
  • junio 2020 (5)
  • mayo 2020 (3)
  • abril 2020 (3)
  • marzo 2020 (6)
  • febrero 2020 (3)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (5)
  • noviembre 2019 (4)
  • octubre 2019 (4)
  • septiembre 2019 (4)
  • agosto 2019 (3)
  • julio 2019 (5)
  • junio 2019 (4)
  • mayo 2019 (2)
  • abril 2019 (3)
  • marzo 2019 (5)
  • febrero 2019 (4)
  • enero 2019 (4)
  • diciembre 2018 (4)
  • noviembre 2018 (4)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (2)
  • junio 2018 (1)
  • mayo 2018 (3)
  • abril 2018 (1)
  • marzo 2018 (3)
  • febrero 2018 (4)
  • diciembre 2017 (3)
  • noviembre 2017 (1)
  • octubre 2017 (2)
  • septiembre 2017 (2)
  • agosto 2017 (1)
  • julio 2017 (4)
  • junio 2017 (1)
  • mayo 2017 (2)
  • abril 2017 (1)
  • marzo 2017 (1)
  • febrero 2017 (2)
  • enero 2017 (2)
  • diciembre 2016 (4)
  • noviembre 2016 (2)
  • octubre 2016 (2)
  • septiembre 2016 (4)
  • agosto 2016 (2)
  • julio 2016 (2)
  • junio 2016 (4)
  • mayo 2016 (5)
  • abril 2016 (4)
  • marzo 2016 (4)
  • febrero 2016 (4)
  • enero 2016 (2)
  • diciembre 2015 (4)
  • noviembre 2015 (3)
  • octubre 2015 (2)
  • septiembre 2015 (4)
  • agosto 2015 (4)
  • julio 2015 (4)
  • junio 2015 (5)
  • mayo 2015 (4)
  • abril 2015 (4)
  • marzo 2015 (5)
  • febrero 2015 (5)
  • enero 2015 (6)
  • diciembre 2014 (6)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (3)
  • septiembre 2014 (9)
  • agosto 2014 (9)
  • julio 2014 (11)
  • junio 2014 (5)

Categorías

  • Arte (3)
  • Aventuras de un señor de mediana edad (9)
  • Cine (13)
  • Desde la colina blanca (7)
  • Este blog (7)
  • Examen de conciencia (52)
  • Historias (11)
  • Libros (6)
  • Lugares (17)
  • música (8)
  • Mi oficio (2)
  • Observaciones (158)
  • Oficios (7)
  • política (28)
  • Retratos (17)
  • Sin categoría (4)

Prácticas de Tiro

Contradiós

Blogs que sigo

  • W
  • Los trabajos
  • Capricho Cinéfilo.
  • Carmen Pinedo Herrero
  • El paseante invisible
  • Pregúntale al Perro
  • Classics Today

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

W

naipes, informes

Los trabajos

I will yes

Capricho Cinéfilo.

Blog de Fernando Usón Forniés sobre análisis cinematográfico.

Carmen Pinedo Herrero

el blog de Salvador Perpiñá

El paseante invisible

el blog de Salvador Perpiñá

Pregúntale al Perro

Classics Today

el blog de Salvador Perpiñá

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Desesperación y Risa
    • Únete a 154 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Desesperación y Risa
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...