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Es imposible complacer a todo el mundo y por eso este blog de breve andadura ha contado con cálidos apoyos, pero también con su ración de críticas. En una de ellas se me reprocha el escribir demasiado sobre mí mismo. No lo negaré, no es de extrañar que escriba sobre mí, al fin y al cabo es el tema que mejor conozco. Y con reservas.

Por lo demás mi saber no va mucho más allá: algunos libros, música, pinturas, películas… y pare usted de contar. El vasto catálogo de mi desconocimiento es abrumador. Ignoro la posición en el cielo de la mayoría de estrellas y planetas, no soy capaz de distinguir el canto de los pájaros o reconocer los vientos y sus costumbres (cómo envidio esos escritores capaces de escribir durante páginas sobre las diferentes transparencias del aire según el viento que sopla), los nombres benévolos y antiguos de las plantas no siempre los asocio a una imagen clara (sé distinguir un ciprés de un limonero, pero no me pidáis mucho más), ignoro el nombre y la función de velas y aparejos, las reglas del béisbol y las sagas de los héroes deportivos, el mecanismo del motor de explosión y los abismales secretos de la física cuántica, los laberintos conceptuales de Heidegger, Wittgenstein o Lacan, ignoro los pormenores de la teoría de cuerdas, la prosa prolija y coñazo de Javier Marías o la sentimental discografía de Serrat, no sé distinguir los palos del flamenco, desconozco a lo largo y a lo ancho las filmografías de Kiarostami o Manuel de Oliveira, las costumbres y tradiciones profundas de la misma ciudad donde habito, una lista nada despreciable de series de televisión, la estimulante desnudez de Anne Hathaway, ignoro cómo rellenar una declaración de Hacienda, las rutas de las ballenas en mar abierto y las sutilezas de los ritmos internos de la prosa, ignoro las diferencias entre las versiones de las óperas wagnerianas, la mayoría de los idiomas en que los hombres no se entienden, cientos de ciudades, ríos y montañas, el aspecto de tu rostro si alguna vez me cruzo contigo, ignoro el momento y la manera en que abandonaré este escenario.

Ignoro finalmente qué clase de beneficio puede suponer para cualquiera la lectura de un blog escrito por alguien de tamaña ignorancia.